martes, 20 de mayo de 2008

Para todos aquellos que no tuve la suerte de conocer

Para todos aquellos que no tuve la suerte de conocer

Amigo “laboral”,

Y digo bien amigo aunque no nos conozcamos personalmente porque creo que este concepto amplio de amistad también lo aprendimos en la “Uni”, en “la laboral”. Amigo porque compartimos, en tiempos diferentes, sentimientos de inseguridad, de confianza, de respeto, de lealtad que provocaban y eran origen, a su vez, de una empatía mutua. Afortunadamente vivíamos lejos de escenarios metropolitamos, que tan poco contribuyen a que florezca la amistad; convivíamos en un contexto en el que las habilidades sociales las aprendíamos casi de forma natural, en la aplicación cotidiana de nuestras relaciones interpersonales. Tantos días y tantas horas compartiendo nos hicieron expertos en relaciones humanas. Aprendimos a comportarnos eficazmente, a hacernos competentes en la convivencia: aprendimos a saber pedir – no sólo cuando el paquete no nos había llegado de casa- y a saber dar cuando alguno nos necesitaba pero, también, a saber negarnos; aprendimos a ser flexibles , a dar y a aceptar quejas , aprendimos a hacer renuncias personales para poder sacar adelante nuestra amistad , aprendimos a no crear barreras entre nosotros, a mantener abiertas las puertas de nuestros sentimientos, a no ser indiferentes ante los valores, a aceptar compromisos, aprendimos a ser tolerantes en ese espacio multicultural que constituía “nuestra laboral”. Aprendimos a descubrir el valor de la convivencia.

Todo ello repercutía de manera muy positiva en nuestro bienestar emocional que, sin duda, por las circunstancias, sufría serios vaivenes; ayudándonos a evitar las situaciones de ansiedad, esas emociones que nos surgían cuando percibíamos situaciones de amenaza o de peligro como el miedo, la angustia, la tensión y la preocupación que nos proporcionaban los exámenes, las notas, la pérdida de la beca. Ante estas situaciones muchos de nosotros nos veíamos con escasas capacidades para llevar a cabo una buena estrategia de afrontamiento pero, por suerte , ahí estaban nuestros compañeros y amigos y ,también, en muchas ocasiones nuestros educadores (recordad cuántas conversaciones por los jardines o en sus despachos nos dieron pistas para actuar de determinada forma).


Por todo lo que aprendimos, por todo lo que compartimos, porque descubrimos los valores de la amistad, la tolerancia, la convivencia, el respeto, la solidaridad, el compromiso, la participación y la responsabilidad en un mismo espacio, porque creo que como yo sientes “la laboral” como parte de tu alma te considero un AMIGO..

Rafael Martínez Arana

Alumno(1968), Educador(1975) y Profesor(1990)

1 comentario:

Anónimo dijo...

y también por todos aquellos que compartimos todas estas vivencias contigo. GRACIAS

Un saludo Rafael

Lázaro Nofuentes